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martes, 15 de agosto de 2017

Y mueren por tu estupidez

AFP / SAKIS MITROLIDIS

Y mueren de hambre.
Y mueren de frío.
Y mueren por tu estupidez.

Niños que juegan a sobrevivir.
Niños que huyen de tus guerras.
Niños que solo piden ser niños.
Hombres que olvidan ser hombres.

Y cobardes que erigen muros.
Y cobardes que cierran tu salida.
Gente que huye y cae en tus garras.
Gente que solo pide sobrevivir.

Tu odio les hunde en el fondo del mar.
Tu estupidez les mata de frío.
Y miras hacia otro lado.
Y miras hacia dónde te dicen.

Todo está tan oscuro.
Papá, ¿dónde estás?
Tengo hambre. 
Papá ¿dónde estoy?

Y mueren de hambre.
Y mueren de frío.
Un largo camino
de ignorancia y odio.
Y mueren. Y mueren.
Por tu estupidez.

sábado, 12 de agosto de 2017

Adiós (pennylanebcn)


Y soy esa niña tonta (Adiós)
que pisa los cristales
de su eco, de su espalda.
Y tiemblo, soy una hoja (Adiós)
que cae y vuela con la nieve.

Llévate tus discos de Sabina
Llévate tus discos de El canto del Loco.
Llévate tus libros Mejide.
Y de Ajram.

Y soy esa niña tonta (Adiós)
que pisa los papeles del desván
y pierde las costuras y sus pasos.

Llévate tus discos de Sabina.
Llévate tus libros y todas tus fotos.
Pero deja aquí al perro.

Y soy esa niña tonta (Adiós)
que tira de la cuerda
de este pozo sin fondo.
No hay agua, no hay nada.
Y tiro y tiro de la cuerda.

Y soy esa niña tonta (Adiós)
que se encuentra en los otoños en tus manos.
Y esas hojas del columpio y tu risa.

Llévate tus discos de Sabina.
Pero deja aquí al perro.

ESTÁBAMOS EN EL PARAÍSO. NO NOS CONOCÍAMOS



1 - Estábamos en el paraíso. En el paraíso no ocurre nunca nada. No nos conocíamos. Eva, levántate. -Tengo amor, sueño, hambre. ¿Amaneció? -Es de día, pero aún hay estrellas. El sol viene de lejos hacia nosotros y empiezan a galopar los árboles. Escucha. -Yo quiero morder tu quijada. Ven. Estoy desnuda, macerada, y huelo a ti. Adán fue hacia ella y la tomó. Y parecía que los dos se habían metido en un río muy ancho, y que jugaban con el agua hasta el cuello, y reían, mientras pequeños peces equivocados les mordían las piernas.

2 - ¿Has visto cómo crecen las plantas? Al lugar en que cae la semilla acude el agua: es el agua la que germina, sube al sol. Por el tronco, por las ramas, el agua asciende al aire, como cuando te quedas viendo el cielo de¡ medio- día y tus ¿Ojos empiezan a evaporarse. Las plantas crecen de un día a otro. Es la tierra la que crece; se hace blanda, verde, flexible. El terrón enmohecido, la costra de los vicios árboles, se desprende, regresa. ¿Lo has visto? Las plantas caminan en el tiempo, no de un lugar a otro: de una hora a otra hora. Esto puedes sentirlo cuando te extiendes sobre la tierra, boca arriba, y tu pelo penetra como un manojo de raíces, y toda tú eres un tronco caído. -Yo quiero sembrar una semilla en el río, a ver si crece un árbol flotante para treparme a jugar. En su follaje se enredarían los peces, y sería un árbol de agua que iría a todas partes sin caerse nunca.

3 - La noche que fue ayer fue de la magia. En la noche hay tambores, y los animales duermen con el olfato abierto como un ojo. No hay nadie en el, aire. Las hojas y las plumas se reúnen en las ramas, en el suelo, y alguien las mueve a veces, y callan. Trapos negros, voces negras, espesos y negros silencios, flotan, se arrastran, y la tierra se pone su rostro negro y hace gestos a las estrellas. Cuando pasa el miedo junto a ellos, los corazones golpean fuerte, fuerte, y los ojos advierten que las cosas se mueven eternamente en su mismo lugar. Nadie puede dar un paso en la noche. El que entra con los ojos abiertos en la espesura de la noche, se pierde, es asaltado por la sombra, y nunca se sabrá nada de él, como de aquellos que el mar ha recogido. -Eva, le dijo Adán, despacio, no nos separemos.
 4 - Ayer estuve observando a los animales y me puse a pensar en ti. Las hembras son más tersas, más suaves y más dañinas. Antes de entregarse maltratan al macho, o huyen, se defienden ¿Por qué? Te he visto a ti también, como las palomas, enardeciéndote cuando yo estoy tranquilo. ¿Es que tu sangre y la mía se encienden a diferentes horas? Ahora que estás dormida debías responderme. Tu respiración es tranquila y tienes el rostro desatado y los labios abiertos. Podrías decirlo todo sin aflicción, sin risas. ¿Es que somos distintos? ¿No te hicieron, pues, de mi costado, no me dueles? Cuando estoy en ti, cuando me hago pequeño y me abrazas y me envuelves y te cierras como la flor con el insecto, sé algo, sabemos algo. La hembra es siempre más grande, de algún modo. Nosotros nos salvamos de la muerte. ¿Por qué? Todas las noches nos salvamos. Quedamos juntos, en nuestros brazos, y yo empiezo a crecer como el día. Algo he de andar buscando en ti, algo mío que tú eres y que no has de darme nunca.
JAIME SABINES