DE CUANDO LAS PIEDRAS APRENDIERON A BAILAR CLAQUÉ

El viejito, aquel otoño

le enseñó a contar cuentos al reloj.

Hay que prepararse

para el invierno y sus fracturas.

Como quien cuenta

todas las piedras del mundo,

le mostraba un álbum con fotos

de todos los desencuentros.

Y, por si algún día faltaba alguno,

cada noche, cada almohada,

las repasaba una a una,

cada esquina, cada baldosa.

 Le contaba las manías del Sol

(perderse en tu barrio,

colarse en el metro

y tirar los zapatos por la ventana).

Le habló de los meses robados.

De cómo supo a dónde fueron a parar los sueños.

De los mapas de las calles de arena.

De las casas con niebla.

Los cuentos empezaban con

¡Despierta,  que el volcán no estalla!.

Pero nunca, o eso recordaba el reloj,

nunca tenían final.

Los finales son principios heridos

y el viejito prefería

regalar horizontes y veleros.

Le explicó que, una vez,

la luna se disfrazó de flor.

Era carnaval.

Vio que todos

a su alrededor

inventaban un nombre.

La flores se vistieron de mariposas

y las piedras

aprendieron a bailar claqué.

Una vez al año era carnaval.

Y una vez al año,

el mar se quedaba a oscuras

Y los náufragos no podían volver a casa.

El reloj escuchaba, cuidando de que el fuego

no se diera por vencido.

Los cuentos siempre salen a jugar

antes de irnos a dormir.

Son soldados, son manos, es agua.

Descifran meses y encuentran patrias.

Nombran idiomas

como los de la noche.

Como el alfabeto del día.

Tiemblan de flores los tejados.

Hacen trueque con los años y la lluvia.

  

Responden sólo cuando les preguntas.

Pero para preguntarles, ya lo sabes,

hay que perder el miedo.

Es por eso que los adultos

tenemos siempre tanta sed.

Y es por eso

 que los relojes no hablan.

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Autora @pennylanebcn @invitameavivir

29/05/2012

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Creado a partir de la obra en http://invitameavivir.blogspot.com.es/.

***foto de Salih Agir


Gracias a fulaaniita por compartir mi poema aquí http://www.buenastareas.com/ensayos/De-Cuando-Las-Piedras-Aprendar-a/44061811.html