Las siguientes denuncias deberían ponerlas todos aquellos a quienes Losantos ha insultado en sus ataques de odio y sinsentido en las ondas. Esta gente que miente es una vergüenza para el periodismo y la ley debería defendernos de tanta injuria y tergiversación. Cuando más miedo le tienen a alguien más le atacan personalmente. Y a Pablo le tienen muchísimo miedo.
El problema, en mi opinión, es que de la difamación siempre queda algo. Hay un alto porcentaje de la población que se queda con esas mentiras en vez de intentar contrastar o simplemente escuchar la explicación del difamado. Y encima, siempre consiguen el 2º objetivo: desviar el debate y no permitir que se hable de ciertas cosas en canales de tanta audiencia. Aunque queden como unos maleducados y sospechosos de tener algo más que agua en sus bebidas, consiguen que no se hable de Franquismo o Memoria Hstórica.
Desde luego, al juego sucio no hay quien les gane. Y a cambiar la historia, tampoco. Porque hay una parte de la población que "compra esta basura".
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