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viernes, 6 de junio de 2014

No tenemos qué comer. Al menos, Don Felipe, déjenos elegir. Es lo único que nos queda.

CARTA ABIERTA A DON FELIPE DE BORBÓN


Permítame Don Felipe la osadía de darle mi opinión. Le considero una persona inteligente, igual que a su padre. En el pasado, la monarquía tuvo un papel muy importante para alcanzar la paz social, junto a miles de héroes anónimos que ayudaron a llevar a cabo esa tarea.

No hace falta recordar todos los argumentos que se han escuchado estos días, ni los problemas graves que han afectado a la Casa Real. Todos sabemos cuáles son.
Tras lo ocurrido con la revista satírica El Jueves, me veo obligada a constatar una realidad. Puede ser minoritaria o mayoritaria: parece ser difícil cuantificarla de forma objetiva y contrastable.

Le considero una persona inteligente y seguro que es capaz de ver los dos posibles escenarios que tiene delante.  Y le corresponde la difícil tarea de escoger uno.

1)  Tratar a la ciudadanía del 2014 como si fuera la de 1978. Tomar una decisión con una sociedad sin dictadura franquista igual a la que se tomó en esa coyuntura en 1978. Despreciar la democracia que tanto han declarado respetar y perder aún más el aprecio de los españoles y su legitimidad moral. Provocando además más problemas a una sociedad marcada por la falta de recursos y derechos.


            2) Recuperar la buena imagen de la monarquía, dar una lección de democracia a los propios partidos políticos de nuestro país y del mundo entero. Demostrar que sí hay una mayoría que quiere monarquía, pero no quiere que se la impongan a la fuerza. Reforzaría la imagen tan denostada de la Casa real y evitaría cualquier conflicto social, que por desgracia, ya está empezando a despuntar. 


Un gran hombre de estado no teme escuchar a los ciudadanos. Un gran hombre de estado quiere lo mejor para el pueblo, incluso lo mejor para la propia monarquía. Y nada hará más daño a su nuevo reinado que empezar imponiendo su presencia.


Déjenos elegir, Don Felipe. 
No tenemos vivienda, ni trabajo, ni sanidad, ni educación. No tenemos qué comer. 
Al menos, Don Felipe, déjenos elegir. Es lo único que nos queda.

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