Cine, música, libros, teatro, poesía propia y de grandes poetas, mujeres destacadas de la historia, política y denuncia de injusticias.
¿Qué encontrarás?
lunes, 19 de octubre de 2020
Quiero quemarme. No quiero que quede nada para nadie más.
sábado, 17 de octubre de 2020
Sin brújula, me pierdo por el bosque.
martes, 13 de octubre de 2020
Hablabas solo, loco, desesperado.
Escribiste un libro. No.
Escribiste diez libros. Uno cada año.
Buscabas la cura de nuestro insomnio.
Te sangraban los dedos,
conjurando hogueras.
Buscabas pócimas, para el
hechizo, en ese caldero mágico.
Lanzaste los muebles por la
ventana. En casa, te miraban raro.
Te revolvías el pelo, caminabas
de un lado a otro,
Animal enjaulado, enfermo en fase
terminal de la rutina.
Inercia de vida amable; dejarse
querer, sin elegir.
Sonidos mentales, cama deshecha.
Destierro de tu paraíso.
Perderse, perderse y perderse.
Buscarlo todo. El infierno.
Escribiste una canción. No.
Escribiste cuatro mil canciones.
Una cada día. Te subiste al
andamio. Cinco escaleras.
Un globo. Una noria. Manojo de
escarcha en tus manos.
En casa, te miraban raro. Ya no te entendían.
Igual nunca lo hicieron. Qué fácil
es no arriesgarse.
Las luces te ciegan. Qué fácil es
confundirse de canción.
Hablabas solo, loco, desesperado.
Fatigado de no encontrar.
Buscabas el mapa. Buscabas las
cartas. La palabra exacta.
No mediste. Te dio todo igual. Lo
arriesgaste todo.
Buscabas mi nombre verdadero.
Buscabas la cura de tu insomnio.
sábado, 10 de octubre de 2020
Me da pánico volver a sentirme como una idiota
No entiendo muy bien qué ha pasado. Había decidido tejer de odio esta
colcha. Ensayaba un desprecio en el espejo y, en la ducha, te rechazaba.
Rechazaba tus declaraciones; te empujaba; te declaraba la guerra; te lanzaba
por el despeñadero y te decía ya es tarde. Así te odiaba. Ferozmente. Nunca
nadie ha odiado tanto a nadie como yo a ti (y seguramente tú a mí).
Y ahora, me da pánico volver a sentirme como una idiota.
Me prometí no dejar de odiarte jamás. Deseaba encontrarme contigo; deseaba
tu mano rozando mi brazo, levemente, como antes, ¿te acuerdas?, de decidir
odiarte; deseaba escuchar que... que me pedías perdón... que... no sé. No sé
qué deseaba escuchar. Y yo, poniéndome mi mejor máscara, deseaba ferozmente
hacerte daño. Cuánto deseaba encontrarte, confesando que me amas y que nunca
dejaste de hacerlo. Cuánto deseaba poder rechazarte. Cuánto deseaba verte de
nuevo. Verte y verme de nuevo en tus ojos. No entiendo muy bien qué ha pasado.
Te juro que había decidido odiarte para siempre.
Ya sabes que siempre se me dio muy bien engañarme. Como cuando me convencí de que no te amaba. Como cuando me convencí de que, en realidad, tú no me amabas.
Y ahora, me da pánico volver a sentirme como una idiota.
miércoles, 7 de octubre de 2020
Aunque luego, ya sabes: Abro los ojos y mil calles.
Peggy Choucair |
Somos esta hoja en blanco que tengo enfrente.
La vida tan lejos y yo, manos atadas.
Subo la apuesta y te beso. ¿O es al revés?
Aunque luego, ya sabes: Abro los ojos y mil calles.
Somos el gesto, la piel que memorizamos a tientas.
El silencio de tus labios en los míos.
El sol de un pentagrama que enciende la luz.
Aunque luego, ya sabes: Abres los ojos y mil calles.
Tendrás que fiarte de mí. Y de ti, amor.
Porque me duelen tus labios tan lejos.
Cerrar los ojos para escuchar tus latidos. Que son míos.
Recorro la curva de tus sueños y tu almohada.
Sé que duermo mejor contigo.
Sabes que sueñas mejor conmigo.
Aunque luego, ya sabes, despertamos, y este muro.
Subes la apuesta y confías. En ti, en tus ganas.
Confías y rompes la burbuja que te separa de mis labios.
Ni un paso atrás, amor, ni un paso atrás.
Cambias tus manos por mis labios.
Subes la apuesta a todo, rojo, par.
Mueves la pieza correcta del ajedrez,
subes la apuesta y me besas. ¿O es al revés?
martes, 6 de octubre de 2020
Frío como el infierno - Benjamín Prado
Yo voy de un lado a otro
de tu nombre,
lo mismo
que un oso en una jaula;
marco un número;
pongo la radio, escucho una canción
de Patti Smith dar vueltas dentro de Patti Smith
igual que un gato en una lavadora.
Estamos en invierno y yo busco un cuchillo;
miro la calle;
pienso en Pasolini;
cojes una naranja con mi mano.
Y esto es Roma.
La nieve
convierte la ciudad en una parte del cielo,
ilumina la noche,
deja sobre las casas su ángel multiplicado.
Yo cierro una ventana,
miro el televisor,
leo a Ungaretti,
pienso:
la distancia es azul,
yo soy lo único que hay entre tú y este frío.
Estamos en invierno y esta ciudad no es Roma
ni ninguna otra parte.
Miro atrás
y puedo verlo: acabas de apagar una lámpara;
has cerrado los ojos
y sueñas con un bosque;
de repente
alargas una mano,
buscas una manzana
que está en el otro lado de la mujer dormida...
Mientras,
yo odio este mundo frío como el infierno
y el cansancio que caza lentamente mis ojos;
odio al lobo que has puesto en la palabra noche
y la forma en que llenas la habitación vacía.
Odio lo que veré
desde hoy y para siempre: tus pisadas
en la nieve de Roma, donde nunca has estado.
De "Todos nosotros" 1998
lunes, 5 de octubre de 2020
Cómo convencerte, amor. Cómo lograr que no dudes.
sábado, 3 de octubre de 2020
Vamos despeinados, qué importa. Volemos la cometa.
Pixabay |
Y antes de encender las luces del patio, hemos sacado la
basura.
Yo no te rescaté del lodo. Te rescataste tú solo.
Tú no me rescataste del laberinto. Salí yo sola.
Antes no veía muy bien. Me cegaba David Bowie
(las gafas de lejos, que se empañan).
Me hipnotizaba y yo pensé que quería ser princesa.
Pero no. Quiero subir escalones y bajar cuestas. Quiero ir
sin frenos.
Ahora tenemos perspectiva, hace viento, mucho viento.
Vamos despeinados, qué importa. Volemos la cometa.
Somos el ancla de un barco que encallaba en cada rompeolas.
Somos timón y timonel que ahora deciden hacia dónde.
Ventilamos la casa, olía a cerrado; a fantasmas, ya sabes.
Vamos a enfundarnos unos patines y, de la mano, quizá no caigamos.
Y si caemos, pues caemos. Qué importa. Sobrevivimos al naufragio.
Y a veces, los perdedores también ganan.
Quiero que otros locos recuperen la esperanza. Vivir no es
renunciar, sino soñar.
Sobrevivimos a la inundación, al miedo y al olvido.
Y qué importa si somo luz de otoño, mientras aún tengas el fuego.
Y qué importa si tenemos más años y menos pelo.
Hemos inventado un lenguaje nuevo. Uno distinto a todo.
Somos polisemia encriptada, acertijos en la distancia.
Yo no quiero ser princesa. Ni reina. Ni musa. Bájame del pedestal.
Quiero que Jim Henson se suba a mi escalón y me dé la mano.
Quiero que me enseñe a hacer marionetas y vivamos en un
circo de locos.